De lo público y de lo púdico

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Nota: Antes de nada, perdón a todas aquellas personas con ideas interesantes y gusto en la escritura.

Cuando mas me resuena entre las orejas las chirriantes dudas acerca del significado de la palabra "público" en nuestro país, me encuentro con un curioso enunciado en Twitter, de un personaje privado eso si (al menos para mí): "La sanidad, privada; la educación, privada; la justicia, privada; ¿la deuda de los bancos?...pública."
Joder. Llevo dos años desquiciado por las noticias en materia económica y social, y a riesgo de parecer estúpido, no había encontrado ninguna reflexión privada tan pública ni tan púdica. Me parece simplemente rebosante de simple genialidad, al menos en análisis, al menos en honor a la verdad.

Y es que esto es lo que nos encontramos. Un país dónde a los políticos corruptos (con sentencias en procesos judiciales que así lo confirman) es difícil tacharlos públicamente de ladrones sin ser considerados próximos a la demencia de los "perroflautas" (sigo sin saber qué significa esto que tanto mencionan en Intereconomía) o literalmente apaleado por un conjunto de viriles antidisturbios patriotas; y sin embargo un país dónde es bien fácil no declarar capitales, pedir dimisiones a políticos que se masturban y lo graban, o simplemente aceptar que el premio Nobel de la paz lo recibida una Unión Europea involucrada en un sinfín de conflictos armados (y no siempre como mediadora, hacerme caso amigos). ¿Esto es normal? ¿Lo ha sido siempre?

Pues veréis, creo que es hora de que no nos importe si esto es "normal" o "anormal", frecuente o infrecuente, tradición o vanguardia; es hora de que aplaudamos la creatividad, la fantasía, la madurez o la comprensión; es hora de condenar la mediocridad, el éxito de la rudeza, la valentía de los abusones, o la espiritualización mediante la mas arcaica doctrina medieval (nota explicativa: La Santa Iglesia Católica).

Y se que no parece tener relación nada de lo que hoy escribo, pero creo que es hora de hablar de frente; es el tiempo de defender y respetar, de condenar y participar; y esto, tiene que ver tanto con lo público y lo púdico... ¿Aún no?

Así lo creo yo, al menos en mi campo. Una Sanidad Pública es aquella cuya última intención siempre sea la universalidad y la gratuidad (aunque se pague con los impuestos, como otras tantas cosas), procurando garantizar el mejor trato de los pacientes y de los profesionales, pues ambos son los dos protagonistas imprescindibles en escena. Esto puede conllevar sacrificios a nivel nacional, e incluso a nivel personal si me apuras, y os puedo asegurar que es difícil obtener beneficios económicos a corto plazo de una sanidad pública. La sanidad es rentable, y mucho, pero es absurdo medir esta rentabilidad con solo datos económicos. Ahí está su carácter púdico, solo ahí.
Y de una cosa estoy absolutamente astiado: de la utilización permanente del carácter público de los servicios en nuestro país. Para manifestarse, para recortar sin prejuicios ni legalidad, para abusar de los servicios a los que cada uno tenemos derecho, para desacreditar al partido enemigo, para dejar claro a que corral pertenece cada uno independientemente de si es gallina o huevo, para mentir en la obtención de ayudas económicas, para publicar un banal artículillo en u blog casero (mierda, se me ha escapado), etc.
Si usamos el concepto de lo público para nuestra lucha particular (privada), ¿no os parece que es como darle lógica y explicación a la frase que con gran sarcasmo nos lanzaba nuestro desconocido twittero?. Malamente vamos.

Para no cansar a mi madre y mi novia (probables únicas lectores de estas líneas), voy a terminar este galimatías concluyendo que ha llegado la hora de la verdad. Debemos definir y comprender los servicios públicos, debemos decidir qué quiere la población por encima de crisis financieras y consignas revolucionarias, debemos aprender a madurar como sociedad "moderna" si queremos entender nuestra política sin sufrir infartos cerebrales (bien por incompresión, bien por traumatismo de porra viril y patriota), y sobre todo, debemos aprender a defendernos de la manipulación de los conceptos, porque solo discutiendo sobre la "verdad" llegaremos a comprender qué queremos y a costa de qué.

De momento, y por una sanidad* pública y púdica, yo ma-to.

(*Sustituyase sanidad por justicia, educación, investigación y desarrollo, etc, según el derecho social civilizado al que se pretenda optar).

Primera tapa

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El menú esta servido de antemano. Gobernantes incapaces en una cocina que huele a rancio. Demasiados chefs y muy poco pinches, cuya resignación a la estulticia de sus superiores entristece hasta a las aceitunas más flamencas y pizpiretas.

Y en esta tabla de cortar, cuchilladas torpes, de poco tino y peor sabor buscando una receta mágica que nunca llega, así no saldremos de esta, y los chefs siguen jugando a debatir sobre lo abstracto para atusarse sus bigotes y acariciarse el mentón intentando parecer sofisticados, y sapientes de lo que hacen.

Sale la primera tapa: guantazos represores de la voluntad del pueblo, servidos en calles, plazas, y jardines con acompañamiento de respuestas esquivas a la reducción y el recorte despiadado. Bon appétit!

 
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